Las Parafilias, uno de los temas dentro de la sexualidad que ha generado más curiosidad a lo largo de toda la historia.
¿Qué son las filias y la parafilias?
El término “Filia” proviene del griego “philos”, que traducimos como “amor” o “amistad”. En este sentido, Filia se utiliza como sufijo para establecer qué te gusta o cuales son tus aficiones. Estos gustos pueden ser de tipo sexual o no. Por ejemplo, aquel individuo que es aficionado al cine recibe el nombre de cinéfilo.
El termino Parafilia se encuentra dentro del conjunto de las filias. Son definidas como patrones conductuales dentro del ámbito sexual en los que el deseo, excitación o el placer del individuo dependen en gran medida de un elemento «no normativo». Este hecho no necesariamente conlleva una patología, sino que simplemente es una preferencia sexual.
Diremos que un individuo tiene un trastorno parafílico cuando esto conlleve un malestar significativo para él o su entorno. Por ejemplo, aquellas parafílias en las que el objeto de deseo no consiente.
Las parafilias a lo largo de la historia
Cómo decíamos anteriormente, las parafilias han sido de mucho interés a lo largo de nuestra historia y han recibido multitud de nombres, por ejemplo: desviaciones, perversiones o aberraciones.
Todos estos términos durante mucho tiempo han estado calificando moralmente al individuo, por ejemplo perversión hace referencia a maldad, vicio, perturbación, depravación,… Todos estos aspectos con connotaciones negativas, creando una gran estigmatización.
Más adelante en la historia, la perversión se aleja del ámbito moral y se estudia en el campo médico, especialmente pertenecía al dominio de la psiquiatría. Richard Von Krafft-Ebing, médico psiquiatra y forense publicó en 1886 su mayor obra «Psicopatía Sexualis». Estudió, con historias clínicas detalladas, numerosos casos de las llamadas «psicosis sexuales» o «aberraciones sexuales». Pasando del juicio moral a la patologización, etiquetando al individuo como enfermo.
Para poder definir que es un acto perverso o parafílico para aquel entonces debemos conocer que se entendía por la conducta «adecuada» en el sexo.
¿Qué es lo normal?
Durante mucho tiempo se ha visto como objetivo del sexo la reproducción. Teniendo esto en cuenta, lo «normal» era la penetración vaginal con una persona del sexo opuesto.
Desde este modelo de normalidad, serían anormales las actividades sexuales autoeróticas como la masturbación, las prácticas entre individuos del mismo género, las realizadas con más de un compañero, cuando no hay penetración o prácticas como el sexo anal u oral.
Evolución y cambio
Actualmente, lo que entendemos por normal ha cambiado a lo largo de la historia. Ahora, se ha normalizado la masturbación y otras prácticas no coitocentristas así como también la homosexualidad y otras orientaciones sexuales.
En cambio, conductas antes normalizadas, como el bestialismo o el incesto, actualmente son consideradas un delito.
A pesar de estar cambiando nuestra concepción de normalidad, sigue habiendo una elevada estigmatización hacia aquellos que hallan el placer de forma distinta a las convencionales, aquí entran las sexualidades no normativas.
Sexualidades no normativas.
Las sexualidades no normativas son aquellas que, como bien he mencionado, no obtienen el placer de forma convencional, como por ejemplo las practicas BDSMK, que definen un conjunto amplio de prácticas sexuales no convencionales o no estandarizadas en la sociedad, que se practican de forma esporádica y que generalmente suelen combinarse con prácticas sexuales que no se salen de lo normativo.
Este tipo de prácticas puede englobar desde unos simples azotes a tu pareja hasta cualquiera de los fetichismos que existen.
La diferencia entre las personas que realizan estos tipos de práctica con aquellos que necesitan ayuda profesional es clara: el consenso. En las prácticas BDSMK existen contratos y límites que se establecen entre los participantes. En cambio, aquellos individuos que obtengan placer con personas que no consienten, menores o animales deberían ser tratados por un especialista.
Un ejemplo que puede ser muy claro es la diferencia entre el bestialismo o zoofilia con los furrys.
Furry: las personas se visten con trajes de animales y asumen la personalidad del mismo para poder mantener prácticas sexuales con su pareja.
Bestialismo: Conducta sexual de la persona que tiene relaciones sexuales con animales.
Este último se considera una parafilia que debe ser tratada pues los animales no pueden consentir una práctica sexual en cambio en los primeros, es una practica consentida y consensuada por la pareja sexual.
RECOMENDACIONES:
En nuestra tienda tenemos muchos juguetes con los cuales experimentar este tipo de practicas BDSMK. Como por ejemplo, esposas, látigos, o máscaras.